Ubicación:
La Capilla está situada en el Trascoro de la Catedral de Cuenca, en la nave de la Piedad, la nave izquierda. El Trascoro es una obra neoclásica que cierra todo el perímetro del Coro. Fue realizada en 1755 por el Maestro Fray Vicente Sevilla.
En cada laterales cuenta con dos puertas de acceso al coro y a su parte alta, donde están los dos órganos. Los tubos de los órganos catedralicios asoman por la parte lata del Trascoro distribuidos mirando a las naves y al coro. Entre las puertas hay una capilla por lateral con arco de medio punto donde se cobijan La Inmaculada en la nave derecha y la Capilla de la Coronación de Espinas en la de la izquierda, mientras que en el testero se encuentra el Altar de San Fernando entre dos columnas estriadas y capiteles de tipo corintio y flanqueado por San Honorato y Santo Toribio.
En la Nave de la Piedad, frente a la Capilla de la Coronación se encuentran el Retablo de la Virgen de las Nieves seguido de la Capilla de San Bartolomé, la Capilla de San Juan Bautista, así como el Sepulcro de Gómez Vallo.
¿Qué más podemos ver en esta zona de la nave de la Piedad?
Retablo de la Virgen de las Nieves
Este retablo sustituye a otro más antiguo que se había realizado con motivo de una peste sucedida en la ciudad en el año 1492 y curada por la intercesión de esta advocación mariana. Obra de estilo barroco, fue ejecutado en el año 1717 por Francisco Pérez y Fernando Martínez.
Capilla de San Bartolomé
La siguiente Capilla es la Capilla gótica de San Bartolomé, fundada por el canónigo Ruy Gómez de Anaya en la segunda mitad del siglo XV, y que fue muy dañada en 1902 por el hundimiento de la torre del Giraldo.
Capilla de San Juan Bautista
Acoge en su interior el retablo de San Mateo y San Lorenzo que antiguamente ocupaba la actual Capilla de la Coronación. El Retablo de San Mateo y San Lorenzo debió ejecutarse hacia 1553 con la participación de Esteban Jamete como entallador y Martín Gómez el Viejo en cuanto a la pintura.
Sepulcro de Gómez Vallo
Se trata de un sepulcro del siglo XV, con el bulto yacente del Arcediano de la Catedral Gómez del Vallo.
El lienzo de la Coronación de Espinas.
Texto de D. Francisco Javier Moraleja Izquierdo:
En un profundo arcosolio del trascoro catedralicio, que se abre a la nave de la Piedad de nuestra catedral, se nos muestra un buen lienzo, ahora elemento básico de una capilla de culto, que representa la Coronación de Espinas o la burla al Señor después de ser coronado y escarnecido por la soldadesca romana.
Es una obra de gran mérito atribuida con fundamento al pintor conquense Cristóbal García de Salmerón (1603 – h. 1666).
Este artista del Barroco nos presenta a Cristo en uno de los momentos de su Pasión que alcanza tintes del dramatismo propio de la escena, al utilizar un recurso muy del estilo de la época como es el claroscuro que impregna el lienzo. Se nos presenta el Salvador desnudo en tres cuartos con las manos atadas y sujetando una caña, zogal al cuello y coronado de espinas. La cabeza, con halo resplandeciente que hace fijar la mirada en él, está coronada de espinas. El foco lumínico provocador de este recurso barroco parte, irrealmente, del propio cuerpo de Jesús que irradia luz al resto de la escena, y que nos detalla una buena y clásica representación anatómica. Tres personajes más forman parte del drama. Dos formando simetría con el protagonista del cuadro, que acentúa su presencia con la clámide roja que sujeta un sayón, y un tercero que mira hacia el Nazareno y sostiene el madero en el que va a ser crucificado. Compositivamente la escena está formada por varias diagonales en consonancia con la época y con los personajes en distintas actitudes, imprimiendo dinamismo y movimiento al Misterio. El realismo es otra de sus características; en los tipos, en las actitudes. La rudeza de los sicarios contrasta con la belleza clásica y serena del Señor escarnecido. La paleta de color es variada y suelta su pincelada.
García de Salmerón es uno de los pintores conquenses sobresalientes. Probablemente se forma en Toledo y recibe influencias de Luis Tristán y Juan Bautista Maíno. En la Catedral se conserva el magnífico retablo de la Predicación de San Juan Bautista y el Apostolado que ahora se encuentra en la Sala Capitular, si bien se realizó para el Monumento de Jueves Santo que el Cabildo conquense instalaba en la nave de los Reyes.
El autor, Cristóbal García de Salmerón:
Fuente: Museo Nacional del Prado.
Cristóbal García de Salmerón (Cuenca, h. 1603-Madrid, h. 1666). Pintor barroco español, natural de la ciudad de Cuenca y discípulo de Pedro de Orrente. La primera obra firmada, el San Julián, obispo de Cuenca para la Catedral de Málaga (1637), muestra obvias influencias orrentescas junto a recuerdos de Vicente Carducho. En la Catedral de Cuenca se conserva, firmado, el retablo de San Juan Bautista, quizá la obra más directamente relacionada con el trabajo de Orrente, en especial en la escena del Nacimiento, con su aspecto casero y cotidiano, derivado del arte de los Bassano, compatible con la utilización de estampas nórdicas en algunos detalles de la composición. Consta que en 1642, al paso de Felipe IV por Cuenca camino de Cataluña, pintó la fiesta de toros celebrada con tal ocasión, cuadro que fue llevado al primitivo Alcázar de Madrid, donde lo vio Palomino, que lo describe en el pasadizo de la Encarnación diciendo que se veía «la misma ciudad, y el pintor, en acto de pintarlo».
En 1648 contrató la ejecución de una serie de apóstoles y profetas para el monumento de Semana Santa que se instalaba en la nave de los Reyes de la catedral de Cuenca. Para este importante ciclo, del que se conserva el Apostolado en la sala capitular de la catedral conquense y cuatro de los profetas en las ojivas de la nave, se valió en los fondos arquitectónicos de grabados de Hans Vredeman de Vries. Se le atribuye también otra serie de apóstoles de medio cuerpo portando cartelas con los versículos del Credo y Jesús como Buen Pastor, formando un Apostolado muy estimado en su época como demuestran las numerosas copias existentes, una de ellas ingresada en 1836 en el Museo del Prado ya a su nombre.
En fecha desconocida pasó a Madrid, «pareciéndole, que en la cortedad de aquella tierra, no podía lograr el merecido premio», según dice Palomino. Algún cuadro pintado para conventos madrileños parece confirmar ese traslado. Un Buen Pastor, procedente del Carmen calzado de Madrid, y actualmente depositado por el Museo del Prado en la iglesia de San Jerónimo, es cuanto queda de la que habría sido la etapa final de su carrera.
Otras de las obras atribuidas a este pintor en la provincia de Cuenca se encuentran en el Retablo mayor de la Iglesia Parroquial de Villalba del Rey.
El mes de Marzo de 2021 la Catedral recibía de manos de la Excma. Diputación Provincial una fantástica pieza escultórica. Se trata de una imagen en madera de pino policromada del siglo XVII. Esta pieza que acababa de ser restaurada por el Centro de Conservación y Restauración de la Diputación de Cuenca, se encontraba en la Residencia Provincial del Sagrado Corazón de Jesús. Se ha situado en nuestra Capilla de la Coronación de Espinas, un lugar en el que por estética, época, temática y además donde recibirá culto, encaja perfectamente. Este tipo de imágenes de altar o de oratorios privados fueron muy frecuentes en la imaginería andaluza copiadas del magnífico imaginero Pedro de Mena.