Jueves Santo.
Jueves de Pasión…
De pasión, de fe, de devoción, de tradición… Jueves Santo de hermandad.
De esta Hermandad, que pese a sus siglos de antigüedad, no pierde su carácter familiar, de unión y sobre todo de fe en torno a Él, en torno al Señor. A Nuestro Padre Jesús con la Caña. Sabemos que hoy es un día difícil, por primer vez algo ha podido evitar que nos juntemos un Jueves Santo, porque la lluvia ya sabemos que no nos lo impide. Es duro, quién no echa de menos en este día ese momento en el que ves llegar a tantos miembros de esta gran familia, algunos que solo ves en este día tan especial, algunas caras nuevas que se unen y son acogidos como veteranos, algunos que acaban de venir al mundo y que junto a sus familiares quieren acompañar al Señor.
Momentos de risas, de abrazos, de encuentros… vuela el tiempo. Hasta que nos damos cuenta que es la hora, porque nuestros banceros parten hacía el patio trasero de nuestra casa, la Iglesia de Ntra. Sra. de la Luz. En sus caras el reflejo de la devoción, de la pasión. Una última foto para el recuerdo y entran hacia la Iglesia.
Algunos nerviosos, pero todos concentrados, banzos puestos y últimos abrazos de ánimo de los más veteranos a los jóvenes.
Los carros ya están encarados, banceros listos… ¡a brazo! Desde fuera los hermanos ya ven al Padre, momentos tensos, alguna exclamación de miedo a la salida, las tulipas muy cerca de la puerta pasan raseando, pero nuestros banceros no fallan al Señor, igual que el Señor nunca nos falla.
Comienza la procesión, los niños sonrientes comienzan a juntarse tras el guión, los padres bajo el capuz son orgullo y felicidad.
Sopla el viento, Nuestro Padre comienza a extender su clámide para protegernos, como hace cada día. Que rápido pasa el tiempo, sin darte cuenta, nuestros banceros ya están doblando el Peso con maestría. Comienza a desvanecerse el sol, es el momento de entrar a la plaza, en silencio o al son de “Corona de Espinas” o de “Jesús Preso”, hacemos nuestra entrada, con un balanceo suave, paso corto y una plaza en silencio que no pierde detalle de nuestro Padre Jesús con la Caña.
Descanso. Momentos de recuperar fuerzas. Mientras, algunos trabajan a contrarreloj para cambiar toda la cera de la candelería.
Cae la noche, comienza la bajada… momento para disfrutar, como resplandece el Señor iluminado tan sólo por la luz de la vela, como tantos siglos atrás se hacía. Puerta de San Juan, sopla el viento, la clámide se mueve, cae la luna llena sobre nuestra Iglesia, estampa única.
Todos cansados, pero los hermanos no fallan, fieles al Señor, por devoción, por fe, siguen hasta el final. Horquillas, ya estamos frente a la puerta. Un momento para tomar aire, último esfuerzo de nuestros banceros, que a pulso dejan dentro de Iglesia al Señor. Hemos terminado nuestra procesión, nuestra penitencia. Caen los abrazos y las lágrimas. Felicidad y tristeza se juntan.
Un año más hemos acompañado a Nuestro Padre Jesús con la Caña.
Igual que Él nos acompaña cada día, pues no olvidéis hermanos que, unidos en la oración, siempre estaréis junto a Él.
Juan Antonio Martínez Esteban.
A continuación os dejamos el video que hemos preparado en el recuerdo de todos pero sobre todo del Señor, que nos une.
Gracias a Gustavo Villalba por poner su maravillosa voz a unos pensamientos, y gracias a todos los hermanos y amigos que nos han cedido fotos en algún momento o nos las han mandado para el video. Gracias a todos.