Queridos hermanos y hermanas: por primera vez en muchos años (que yo recuerde desde los años 40) el quinto Domingo de Cuaresma o el sábado anterior, no podemos estar juntos celebrando nuestra Junta.
Nuestro Jesús con la Caña lo ha dispuesto así y lo aceptamos.
Hoy más que nunca me siento más cerca y unido a vosotros. Recemos para que esta situación acabe cuanto antes y volvamos a la normalidad.
Entretanto recordemos con alegría las pasadas Semanas Santas, unas calurosas, otras lluviosas, ha habido de todo pero todas entrañables y recordemos también a tantos hermanos y hermanas que en el cielo y con los brazos abiertos nos esperan.
Oremos por los afectados y fallecidos por esta pandemia y sus familias, por los sanitarios, por las fuerzas de seguridad y por todos los que luchan contra este invisible enemigo.
¡No tengáis miedo! Nos decía el Papa Francisco anteayer recordando a San Juan Pablo II. Abrazaos a Jesús Crucificado y Él os dará fuerza y esperanza para superar todas las dificultades y al final, venceremos en la lucha contra el maligno.
¡Hermanos y hermanas! ¡Ánimo! Por medio de María a Jesús y de Jesús al Padre.
¡Que Él nos bendiga!