La tarde del 15 de febrero de 2018 la Muy Antigua, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús con la Caña de Cuenca celebró su II Conferencia Cuaresmal encuadrada en la Cátedra González Francés.
Este año, el ponente fue el Rvdo. Sr. D. Mariano Ortega, sacerdote adscrito a la Parroquia de la Virgen de la Luz, quien con una charla titulada “La Humildad y la Mansedumbre del Señor ante la burla y el escarnio” encendió los corazones de los asistentes ayudándoles a su preparación en este tiempo de reflexión y oración previo a la Semana Santa.
D. Mariano Ortega fue presentado por D. Miguel Ángel Rubio, nuestro Secretario, quién en su presentación glosó la figura de D. Manuel González Francés, Canónigo Magistral de la Catedral de Córdoba en el S. XIX y hermano de nuestra corporación, que da nombre a esta Cátedra y recordó al Ilmo. Sr. D. Ángel Garcia Benedicto, quien estreno el año pasado ésta cátedra y que tanto nos ha ayudado en su creación e impulso.
Tras la invocación al Espíritu Santo, D. Mariano hizo un recorrido por el antiguo testamento y la dicotomía entre el pecado y la salvación, invitándonos a rezar con fervor el Salmo 50, Salmo “Miserere”, ya que dice el Papa que quien reza este salmo está invitado a tener los mismos sentimientos de arrepentimiento y confianza en Dios que tuvo David cuando se corrigió. La invocación está dirigida al Dios de la Misericordia, porque movido por un gran amor como el de un padre y una madre, tenga piedad nos muestre su favor con benevolencia y comprensión.
Termina con el Evangelio según San Mateo reflejando la escena de nuestro Sagrado Titular:
Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo:”¡Salve, rey de los judíos!” Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
Mateo 27, 26-31
Posteriormente, pasa a definir la Humildad como la actitud de la persona que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo y la Mansedumbre como una naturaleza apacible y tranquila; suavidad y benignidad en la condición y en el trato; fuerza bajo control. La mansedumbre es otra virtud que también es necesario aprender, pero nos explica que el ser manso no implica ser débil ni cobarde, ni tampoco ser pasivo y que aún los mansos se enojan no por ser atacados personalmente, sino por las acciones tomadas en contra de los principios de Dios.
Culmina citando a Santo Tomás de Aquino, en su Sermón de Cuaresma en Nápoles en el 1273 decía:
Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: él, que era Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.
Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte: “Si por la desobediencia de uno -es decir, de Adán- todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos” (Rom 5,19).
Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenas, imita a aquel que es “Rey de reyes y Señor de los señores, en quien está encerrados todos los tesoros del saber y el conocer” (Col 2,3), desnudo en la cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron a beber hiel y vinagre».
Tras la charla, los asistentes rezaron el Salmo 50 (miserere) a dos voces finalizando así un acto intenso y emotivo.