Tras la aparición, poco tiempo atrás, de una foto de nuestra Sagrada Imagen en el taller de D. Federico Coullaut Valera, antes de ser pasada a la madera definitiva, se despertó en un grupo de hermanos la inquietud por que la actual caña de bambú, símbolo de nuestra hermandad, tenía poco que ver con la ideada por el maestro imaginero en cuanto a dimensiones.
D. Federico, autentico maestro en cuanto a dimensiones y proporciones, ideó una figura de acuerdo con lo que le pedían, debía ser de vestir, para llevar un manto a media pierna. Esto hacía que pusiese especial atención en no ensanchar demasiado los hombros para no exagerar la corpulencia en un Cristo doliente, que debía llamar a la piedad. Importante también era buscar el contraposto, que rompiese la frontalidad, con un pie adelantado y la mirada hacia uno de los lados, en este caso hacia su derecha, tal vez por que así le indicaron que había sido siempre nuestro titular a través de los siglos y las distintas tallas.
Pero el toque de maestría lo daría, sin duda, en las manos. En la fotografía del modelo inicial vemos como una caña larga, de casi dos tercios de la altura del Señor, pasa por dentro de la mano, cuyos dedos anular y corazón están adelantados para recibirla. Esto se cumple en ambas manos, dando la posibilidad de ponerla por dentro de ambas manos cruzadas o por fuera.
Tras conseguir una caña de bambú con el ancho adecuado y ajustarla a la altura proyectada por D. Federico, durante los días en que nuestra restauradora, Mar Brox Osma, estuvo trabajando en las pequeñas faltas que la Sagrada Imagen presentaba, se empezaron las pruebas, siempre con la supervisión de la “doctora” del Señor.
Pronto se vio que la colocación dentro del arco que describen los brazos delante del cuerpo, era tensar demasiado la caña, pues el manto la presionaba mucho en la zona del hombro. Habría que usar dos piezas y no era lo que se pretendía.
Nuestro querido Aurelio Martínez nos recordó que bíblicamente (Evangelio según San Mateo 27-29) se dice:
“…tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha…”
La mano derecha era su sitio.
Inmediatamente nos pusimos en ello, y pronto nos sorprendieron los resultados. La mano recibia la caña de forma natural, el maestro conocía la posibilidad y así lo dejó preparado.
La caña mejoraba la proporción a la Sagrada Imagen, si bien el manto a media pierna hace que una talla de una considerable altura, 1,85 m sin peana, parezca más bajita, la longitud de la caña lo estilizaba, dando mejor sensación de la altura real del Señor.
Las buenas sensaciones no acababan ahí, la caña, que termina a la altura de los ojos, se une al movimiento buscado con el contraposto, se va al punto opuesto de la mirada del Señor, equilibrando el conjunto, dandole una mayor y mejor armonía. Ese era su sitio, no cabía duda.
Al día siguiente, con Mar Brox se buscó una forma de sujeción, que fuese reversible en todo momento, y que no dañase en absoluto la talla, descartando tornillos u otro tipo de anclajes metálicos, además Mar se encarga de embellecer la caña, que ha sido pintada al óleo y pirograbada, en las zonas de nudos, y toda ella protegida con barniz Holandés. Pronto se logra esa sujeción y se decide mostrar a los hermanos durante el Besapié de este año, para proponerlo posteriormente en Junta como cambio definitivo. Más, Los comentarios tan favorables de todos (si, todos) los hermanos durante el Besapié, hace que se plantee dejarlo en la función principal y durante el resto de cuaresma, para que sea visible y se pueda votar, en consecuencia, tras verlo más tiempo.
El pasado domingo 13, es propuesto en la Junta General, con buenísimos comentarios de los asistentes, y la modificación es aprobada por unanimidad, urgiendo a la Junta de Diputación a trabajar para poder salir así este año, como así se hará.