Fieles a la intención de que nuestra web sea un sitio de consulta en todo lo referente a nuestra Hermandad y advocación, a través de una serie de artículos veremos piezas importantes e imprescindibles en la historia del arte que han plasmado el momento bíblico que nuestro Sagrado titular representa.
Será nuestro Hermanos Francisco J. Moraleja Izquierdo quien nos guíe a través de estas obras y nos muestre como ha variado una iconografía tan particular a lo largo del tiempo. Seguro que disfrutaremos además de aprender. En esta primera entrega nos muestra un Ecce Homo de Bartolomé Esteban Murillo que ha sido expuesto recientemente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla en una importantísima retrospectiva. Una obra magnifica que ha servido para ilustrar las invitaciones del reciente acto de presentación de la obra de música sacra Christus Factus Est dedicada a nuestra Hermandad.
Ecce Homo. Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682).
Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla el 31 de diciembre de 1617, en el seno de una familia trabajadora. Menor de 13 hermanos, pronto queda huérfano y al cuidado de su hermana Ana que coloca al pequeño como aprendiz en el obrador de Juan del Castillo (1584-1640), pintor arcaizante de colores fríos que influirá en sus primeras obras; entre sus compañeros está Alonso Cano. Además de la influencia de su maestro, Murillo acogerá en su inicial producción el influjo de Juan de Roelas y del famoso maestro Zurbarán. Una de sus primeras obras es el gran ciclo pictórico para el claustro chico del Convento Franciscano de Sevilla. Hacia los cuarenta del siglo XVII, Murillo ansía ahondar en sus estudios de pintura, lo que le lleva a trasladarse a Madrid, donde parece que recibe el influjo de Diego Velázquez que, a la vez, facilita a nuestro pintor el acceso a las obras de la Casa Real. Así Tiziano, Reni, Rubens o Van Dyck van a ser asimilados con fruición por el maestro.