Presentado en el Noticiario, como “el hijo del que también fue ilustre escultor, Coullaut Valera”, vemos un joven Federico Coullaut Valera, de 31 años, ya encumbrado como uno de los imagineros y escultores más importantes de la posguerra.
Se aprecia su estudio, rodeado de piezas religiosas y civiles, y entre ellas podemos ver las maquetas de El Prendimiento, para la Semana Santa de Orihuela, un impresionante Corazón de Jesús y la bellísima piedad de la hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, también de Orihuela.
De las obras que se encuentran en Cuenca, podemos ver la maqueta del Ecce Homo de San Miguel, entregado en 1941, dos años antes de este reportaje.
Sin duda, la aparición del escultor que talló nuestra Sagrada Imagen, en lo que era el medio de comunicación más importante del país en aquellos años, da una idea de que ya entonces se le consideraba como el gran maestro que fue.