Así es, a pocas horas de celebrar el nacimiento de nuestros Salvador, en el día de ayer tuvimos ocasión de «meternos ya en el espíritu navideño». Lo primero de todo dar las gracias a los muchos hermanos que hicieron posible que, un año más hayamos podido llevar alegría en forma de dulce a los niños del barrio. Gracias.
Con los donativos de hermanos recibidos y otra parte puesta por la hermandad se prepararon treinta lotes de dulces para treinta familias con niños. Un granito de arena más en el enorme y titánico esfuerzo que durante todo el año realiza el Banco de Alimentos de nuestra Cáritas Parroquial. Es a las personas que están ahí, día a día, a las que hay que agradecer todo esto.
Tras nuestra dulce colaboración, llegó la hora de «montar el Belén«. Ya sabéis que creemos que es importante que el altar refleje el momento litúrgico por el que atravesamos, y sin duda, es en Navidad cuando debe mostrar alegría y color, y por supuesto el nacimiento de Nuestro Señor.
El precioso grabado elegido para este año es El Nacimiento de Cristo realizado por Pieter Tanjé en el año 1760 a partir de un dibujo de Abraham Bloemaert. Es la sencillez misma del reflejo pictórico del conocido «nacimiento«. La Virgen María y su esposo San José observan al recién nacido, el redentor de los hombres, mientras lo arropan en su lecho de paja.
AL grabado lo acompañan la tradicionales flores de Pascua y dos cirios blancos, símbolo de la llegada del Señor.
La sencillez del adviento pero la alegría por que llega ya, un año más, el Mesías, el niño Dios a habitar en nuestros corazones.