Este año el lienzo elegido para la decoración de nuestro altar y la felicitación navideña es «La adoración de los pastores» de Bartolomé Esteban Murillo, pintado alrededor de 1668. En él se representa el Nacimiento de Cristo en un pesebre, el Hijo De Dios nace entre la pobreza y renuncia a los bienes materiales. Junto al Niño vemos a su Madre con la tradicional ropa roja (símbolo de la Pasión de su hijo) y manto azul (símbolo de la esperanza en el cielo) y a San José representado como un hombre bastante mayor pero firme patriarca. Están rodeados por unos pastores que representan como la humanidad va a adorar el Nacimiento de Dios. Jesús elige el corazón del imperfecto, del pecador, quiere nacer en él. Los adoradores van sucios, son pobres, pero llevan lo que tienen, su propio sustento incluso, y así reconocen a Dios en el Niño y se postran ante Él.
No temáis, pues os anuncio una gran alegría. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor.
Lc 2,10-11
En esta Noche santa la liturgia nos invita a celebrar con alegría el gran acontecimiento del nacimiento de Jesús en Belén. Éste es el significado de la salvación de la que oyen hablar los pastores en la noche de Belén: «Os ha nacido un Salvador». La venida de Cristo entre nosotros es el centro de la historia, que desde entonces adquiere una nueva dimensión. Resuena en toda la tierra «Christus natus est nobis. Venite adoremus» Cristo ha nacido para nosotros, ¡venid a adorarlo! Y este acontecimiento lo revelan los coros de los mensajeros celestiales que cantan el nacimiento de Jesús y proclaman «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor» (Lc 2,14). La alabanza que a lo largo de los siglos se hace oración.
Pensemos por tanto esta noche en todos aquellos que caen víctima de la inhumanidad, de la crueldad, del desprecio. Pensemos en aquellos que están solos, en los ancianos, en los enfermos; en aquellos que no tienen casa, que sufren el hambre y cuya miseria es consecuencia de la injusticia. Pensemos en aquellos, a los que no les está permitido esta noche participar en la liturgia del nacimiento del Niño Dios, en los cristianos perseguidos.
El establo en Belén es el primer lugar de la solidaridad con el hombre, de la solidaridad de un hombre para con otro y para con todos, un hombre que nace en la humildad de un pesebre para sacrificar su vida por todos nosotros. ¿hay mayor ejemplo de humanidad?
Ojalá Él se quede con nosotros, en nuestros corazones, que sepamos verlo en el Sagrario, y que impresionados por el hecho del nacimiento de Jesús, sintamos este canto del cielo. Ojalá que seamos ejemplo de apostolado, para que puedan ver en nosotros el canto, ya oración, que anuncia que ha nacido el Salvador de los hombres.
¡FELIZ NAVIDAD!