Dentro de nuestra sencillez, y buscando dignificar de la mejor manera posible este importantísimo Acto de Culto de nuestra Hermandad, tratamos de cuidar con detalle la ornamentación del Señor y crear un ambiente propicio que invite a la oración y al culto.
Para ello, cada año se realizan pequeñas mejoras y cambios, una constante evolución a base de mucho esfuerzo y trabajo. Así, este año el Señor llevará puesta en los distintos actos de los Cultos la Clámide decimonónica que gracias al Museo de la Semana Santa la Hermandad puede conservar y exponerla para disfrute de todos.
La Clámide fue bordada y donada por Felipe de la Plana en el año 1879. El bordado, sobrio, pero excepcional, está elaborado con la técnica de hojilla, la más difícil de dominar, pues se trata de fijar este hilo (hojilla) sobre un alma hecha con hilo de algodón. Por su textura resulta a la vista como una pieza de orfebrería.
De estilo isabelino y mostrando los distintos atributos de la pasión del Señor, está confeccionado sobre terciopelo de seda roja con tonalidades púrpura y es, sin duda alguna, la joya desconocida del bordado en las hermandades de Cuenca.
La actual Imagen del Señor la vistió desde su llegada en 1947 hasta que la Hermandad recibió el manto encargado, a Encarnación Román, a finales de los años 50 del pasado siglo.
Si bien en algunas zonas necesitará una restauración, el estado de conservación general de la Clámide es muy bueno, y para estos cultos se le volverá a colocar su cordón de oro con tres borlas (una de ellas cardenalicia, por la espalda, elaborada con la técnica de bellota) que ha sido restaurado por la antiquísima y prestigiosa Cordonería Alba de Sevilla, a la que desde aquí agradecemos su excepcional trabajo. Uno más para nuestra hermandad, pues, entre otros, también confeccionó el cordón que desde los años 40 del siglo pasado ha llevado el Señor en varios de sus mantos.
La Clámide decimonónica la llevará puesta el Señor en su capilla durante toda la Cuaresma 2017, para que pueda ser admirada por hermanos y devotos.
Solo los más veteranos de la Hermandad recuerdan al Señor llevándola, y seguro que entornarán los ojos recordando como se mecía. Pero hay por lo menos dos generaciones de hermanos que solo la han visto en viejas fotos. A partir de este año tendrán un recuerdo mejor de esta joya sobre los hombros del Señor.