Comienza el Adviento, el tiempo de preparación para celebrar la Natividad del Señor, y además el Adviento marca el inicio del Nuevo Año Litúrgico católico.
Adviento viene del latín “ad-venio”, que significa “llegada”, es pues el tiempo de preparación en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor. El color litúrgico de este tiempo es el morado, y su significado es el de la penitencia.
En orden a hacer sensible esta preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Cuando el Señor se haga presente, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.
El Adviento está dividido en dos partes: las primeras dos semanas sirven para meditar sobre la venida final del Señor, cuando llegue el fin del mundo; mientras que las dos siguientes sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre.
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor.
El adviento es un tiempo de preparación para la navidad, donde se recuerda a los hombres la primera venida del Hijo de Dios… Es un tiempo en el que se dirigen las mentes, mediante este recuerdo y esta espera a la segunda venida de Cristo, que tendrá lugar al final de los tiempos.
Misal Romano, Nº 39
Fuente: AciPrensa. Imágenes: Movimiento de Vida Cristiana.