Monseñor José María Yanguas Sanz, Obispo de Cuenca, culminó la tarde del 10 de Marzo de 2016 la serie de Estaciones Cuaresmales promovidas por el Obispado de la Diócesis en esta cuaresma del Año Jubilar de la Misericordia con su disertación titulada “La misericordia del Señor llena la tierra”
Orientó el inicio de la Estación hacia el Salmo 136, aquel que culmina todas sus letanías con la fórmula “Porque es eterna su misericordia”.
La idea fundamental que se expresa en este Salmo es que la Misericordia del señor llena la tierra, todo es fruto del amor de Dios, y por lo tanto, nosotros debemos conducirnos de la misma manera, debemos hacerlo todo por y con amor, «si falta el amor nada sirve para nada».
Sin amor, sin caridad, incluso las obras buenas son peligrosas ya que dan pie a la vanidad, a la soberbia, y por lo tanto no dan los frutos que deberían dar.
Continuó recordándonos la parábola del hijo pródigo y comparando la actitud egoísta, no sólo del hijo que pide al padre la herencia y se va, sino también la del otro hijo, que se muestra egoísta a la vuelta de su hermano con la del Padre, que es siempre misricordioso y generoso con sus hijos, sea cual sea la actitud y los hechos de éstos.
Con ello nos recuerda que “hay que mostrar la caridad cristiana en la vida diaria”.
Prosigue estableciendo la diferencia entre procesión y desfile, ya que en albos se sale a la calle y se muestra algo de manera solemne, y también la diferencia entre una procesión u otro tipo de culto y un Auto sacramental que es un hecho cultural, no una representación piadosa.
La diferencia estriba en que en una procesión y en los cultos internos, los participantes, se implican, ponen su corazón, no sólo están representando algo, lo viven. La diferencia es el amor, la caridad, la misericordia.
Centra la siguiente parte de la charla en que «nuestra vida debe ser siempre una imagen de la misericordia de Dios».
Termina invitándonos a acudir al viacrucis y aprovechando la ocasión, al perdón de Dios en el Sacramento de la Confesión.