En estos días en que nos vemos invadidos por la fiesta estadounidense de ‘Halloween’, hemos de recordar que en nuestro país la fiesta es católica, es nuestra Festividad de Todos los Santos.
El origen de esta fiesta está en la dedicación del panteón romano a Santa María y a todos los mártires por Bonifacio IV entre 609 y 610. La fiesta está instituida para conmemorar a cualquier santo, conocido o desconocido y desde la dedicación por Bonifacio IV para reparar cualquier falta a la fiesta de un santo durante el año.
En los primeros días del Cristianismo, se acostumbró a solemnizar el aniversario de la muerte de un mártir por Cristo en el lugar del martirio. En el Siglo IV, las diócesis vecinas comenzaron a intercambiar fiestas, se pasaban las reliquias, las repartían, y se unían a una fiesta en común, como está demostrado en la invitación de San Basilio de Cesarea (397) a los obispos de la provincia de Pontus. Frecuentemente los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano el número de mártires llego a ser tan grande que no se podía separar un día para asignársele.
Pero la Iglesia, sintiendo que cada mártir debería ser venerado, señalo un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquia en el Domingo antes de Pentecostés. También se menciona lo de un día en común en un sermón de San Efrén el Sirio (373), y en la 74ta. Homilía de San Juan Crisóstomo (407). Al principio solo los mártires y San Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueran asignando gradualmente, y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido; aún, a principios del 411 había en el Calendario Caldean una “Commemoratio Confessorum” para el viernes de los Orientales. En Occidente Bonifacio IV, 13 Mayo, 609, o 610, consagro el Panteón en Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario. Gregorio III (731-741) consagro una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los Santos y arregló el aniversario para el 1 de Noviembre. La basílica de los Apóstoles que ya existía en Roma, ahora su dedicación seria recordada anualmente el 1 de Mayo. Gregorio IV (827-844) extendió la celebración del 1 de Noviembre a toda la Iglesia. La vigilia parece haber sido llevada a cabo antes que la misma fiesta. Y la octava fue adicionada por Sixto IV (1471-84).¹
La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración, son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.
Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1 de Noviembre.
El 1 de noviembre es una fecha muy señalada en nuestro calendario, y como tal tiene sus diferentes tradiciones. La más extendida es la de la visita a aquellos que ya nos dejaron. Como el 2 de noviembre se honra a los difuntos, es tradición visitarlos y llevarles flores a sus tumbas, al tiempo que se reza frente a ellas por las almas de nuestros fallecidos.
Otra tradiciones propias son los dulces de la fiesta de Todos los Santos. Desde las tradicionales castañas, hasta otros que realmente pueden hacerse en cualquier época del año pero que, por lo general, sólo se disfrutan estos días como los buñuelos de viento o los huesos de santo.
Más pagana es una tradición en el teatro. En muchos teatros e incluso cementerios se suele representar la obra de ‘Don Juan Tenorio’, escrita por D. José Zorrilla. Es una de nuestras grandes obras literarias y su acto final transcurre precisamente en la Noche de Todos los Santos.
Roguemos pues a todos los Santos en su festividad, y pidamos su intercesión y ayuda para que, siguiendo su ejemplo, podamos llegar algún día a la Gloria del Señor.
¹ fuente: Aciprensa